A pocos días de cumplir mis 37 años, allí estaba con un Cáncer de mama en mi pecho izquierdo en fase II.
Después de saber el diagnostico, llegaba el momento de decirlo a la familia y amigas. Pero como debía hacerlo sin que se asustaran y sin que se preocuparan demasiado?
A la primera persona que llamé al salir de la consulta de mi ginecólogo fue a mi hermana Elena. A pesar de nuestras diferencias y de llevar caminos muy diferentes fue a ella a quien acudí primero, ya que ella era la única que me podía ayudar para decírselo a mi madre, con la cual llevaba unos días sin hablar por una discusión tonta.
Durante esa llamada telefónica con mi hermana no me pude contener las lagrimas por el miedo a esa enfermedad pero me vino bien desahogarme para así mi próxima llamada que sería con mi madre estar mas fuerte.
Una madre siempre va a estar pase lo que pase.
Eso es lo que necesitaba en ese momento saber que la tendría a mi lado y decirle que todo saldría bien.
De mientras, a miles de kilómetros de distancia tenia a mi padre de viaje junto a su pareja. La vida me paró a mi pero no podía parar la vida de los demás, así que no fue hasta su regreso a España al cabo de una semana que se lo comuniqué.
No sabía como reaccionarían ninguno de ellos ya que en nuestra familia jamás habíamos vivido tal enfermedad. Fue en ese momento, cuando realmente me di cuenta que a pesar de tener unos padres separados y no tener una relación idílica, mi mejor consuelo fue verlos enteros y que me dijeran que estarían a mi lado y que todo iría bien.
Por dentro de mi, deseaba decirles que estaba asustada por todo lo que me venia por delante pero no podía hacerlo. Si yo me derrumbaba delante suyo, ellos también lo harían.
Fue en una vídeo llamada junto a la que era una de mis mejores amigas donde no me pude contener y derrumbarme. Tenia todo el derecho a hacerlo, era imposible ocultar el miedo que tenia dentro de mi. Pero una vez, lo has contado, contarlo al resto de las amigas fue mucho mas fácil.
Y ahora que?
Ahora tocaban días de muchas pruebas, pasar horas en salas de espera esperando resultados, visitas con nuevos médicos que llevarían mi caso, a los que estoy eternamente agradecida por llevar a cabo todo tan rápido y con profesionalidad.
La siguiente semana a mi diagnostico fue un estrés, no descansaba por las noches ya que mi mente no paraba de dar vueltas, me despertaba todas las mañanas pensando que estaba en un sueño pero del cual jamás despertaría.
No os voy a engañar, lloré mucho sola y delante de mi pareja Victor. Pero no podía continuar así, tenía que sacar fuerzas y saber que todo saldría bien, hasta que vi derramar lagrimas a Victor al verme tan perdida, así que me dije a mi misma que no volvería a llorar. Se me partía el corazón al ver sufrir a la persona que mas quiero en este mundo.
En menos de 15 dias tenía programada la operación para sacar ese bicho de mi pecho, el día 28 de Junio de 2019, justo el día después de mi 37 cumpleaños. Pero nada iba a estropear ese día que tanto me gusta celebrar cada año.
A dos días de mi operación nos escapamos Victor y yo a ver unos acantilados tal y como teníamos programado, la vida seguía y nada iba a impedir celebrar mi día.
Congost de Montrebei
Fueron dos días muy bonitos, en los que por unas horas la enfermedad no existió en nuestras vidas. Y fue lo mejor que pude hacer, no me quería quedar en mi casa pensando en la operación y en como saldría todo.
Ya llegaría el día de afrontarlo, de mientras a VIVIR!!!
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