Si tuvieras que pedir algo en el día de tu cumpleaños que seria?
Seguramente pedirías algo que hace tiempo que tienes ganas de comprar pero no has podido, o una escapada con tu pareja o amig@s o cualquier cosa material.
Pero llega ese día en el que tu mejor regalo y deseo es VIVIR y seguir disfrutando de este bonito camino donde estamos todos.
Nunca me han gustado los hospitales y a lo largo de mi vida e intentado pisar sus pasillos lo mínimo y por visitas a terceros pero ahora me tocaba entrar a mi. Solamente había entrado a quirófano dos veces y para intervenciones ambulatorias.
Eran las 9 de la mañana, con mi "resaca" post aniversario, cuando entraba por la puerta de la clínica acompañada de mi pareja Victor.
Tenemos reservada la mejor habitación para ti me dijo la chica de admisiones.
El jefe de la empresa donde estaba trabajando tenia contactos en esa clínica y quería que estuviera en las mejores condiciones.
Recuerdo que me tocó la habitación de la ultima planta y desde mi ventana tenia unas vistas increíbles. Por un momento llegué a decir bromeando que estaba de vacaciones pero vino la enferma para darme la bata y las instrucciones y volví a la realidad.
Todavía quedaban un par de pruebas mas hasta la hora de la operación, la localización del Ganglio Centinela y del tumor mediante un arpón.
Fueron horas interminables en esa habitación a la espera de bajar a la sala de operaciones, con la visita de familiares y una de esas amigas con la que sientes especial tranquilidad al tenerla al lado. Y es que en momentos así, lo mejor es rodearte de este tipo de personas, que te transmiten serenidad y a la vez risas.
Y allí estaba yo, con mis nervios y temores, intentando sacar una sonrisa para cada uno de los que pasaron, hasta que llegó el celador con esa fría silla de ruedas que me llevaría a la planta baja.
Había llegado el momento de sacar ese bicho de mi pecho izquierdo, eso que tanto deseaba desde hacia días. Casi no me pude despedir de Victor y familiares por los nervios y la emoción pero fue cuando vi a mi doctor, al que agradezco por su humanidad y cercanía, que todo iría bien.
Me inyectaron la anestesia por vena y entré en un sueño profundo que no recuerdo nada mas. Era la primera vez que me dormían y le tenia especial temor, de no volver a ver a mis seres queridos.
Cuando abrí los ojos de nuevo, allí estaba en esa sala fría envuelta de enfermeros y doctores diciendo que todo había ido muy bien y que en nada estaría con mi gente en la habitación.
Y así fue, en menos de 3 horas ya volvía a estar en esa habitación pero esta vez con un trozo menos de mi pecho izquierdo y dos ganglios menos. Sería el mejor regalo de cumpleaños que me podían dar ese año, el saber que ya estaba libre de enfermedad a pesar del largo tratamiento que tenía por delante.
Ahora tocaba seguir viviendo!!!
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